La ruta "Tesoros enterrados y arquitectura" aúna la prehistoria de la Tierra con la época industrial. Visitar los cascos históricos de las ciudades es otro de los atractivos de esta ruta en el corazón de Alemania, destino turístico, lo que unido con una serie de centros de la más profunda religiosidad, la convierten en una atrayente vivencia, que los amantes del senderismo también disfrutarán al máximo.
La visita a las minas de Rammelsberg que transportan al visitante a las primeras épocas de la industrialización. Es la única mina del mundo que ha permanecido en funcionamiento durante más de 1.000 años de manera permanente, y que junto con el casco medieval de Goslar y su Palacio Imperial, fueron declarados patrimonio de la humanidad en 1992. La inmensa riqueza de las minas de Rammelsberg ha marcado decisivamente la historia de Alemania, y a principios del siglo XI, fue el principal motivo para la fundación del Palatinado por el emperador Enrique II. Son 22 las rutas que permiten descubrir a pie el sistema de gestión hidráulica del Alto Harz en toda su extensión. Este conjunto de acueductos, que data del siglo XIII, se considera una obra maestra precursora de la minería y la ingeniería, y en 2010 se sumó a las minas de Rammelsberg y el casco antiguo de Goslar en la lista de los bienes declarados patrimonio de la humanidad.
De camino a la ciudad de Quedlinburgo destaca ya a lo lejos la imponente Colegiata de San Servasio. Está considerada como una obra maestra del románico y alberga unos de los mayores tesoros eclesiásticos de Alemania. Junto con el castillo y el casco antiguo forman parte del patrimonio UNESCO de la ciudad. Con unos 1.300 edificios de entramado de seis siglos diferentes y una serie de construcciones modernistas, Quedlinburgo se considera una de las mayores zonas monumentales de Alemania, así como un ejemplo único de ciudad medieval en muy buen estado de conservación. En el histórico casco antiguo del antiguo palacio imperial hay unos 800 edificios declarados monumentos.
Oficina Alemana de Turismo