Cognac es el nombre de una ciudad,
de una comarca, de una bebida
mundialmente famosa pero también
es sinónimo de una forma de vivir,
de una experiencia.

Cognac, la bebida. Francia
Cognac – la bebida
Muy cerca de la orilla del río Charente, en
el casco viejo de Cognac, el antiguo palacio
del S.XVI de Perrin de Boussac alberga el
Museo des Arts du Cognac (Museo de las
Artes del Cognac), un lugar fascinante
tanto como museo pero también como
edificio donde se mezcla el Renacimiento
con la arquitectura contemporánea más
vanguardista. Aquí, paso a paso, se van
descubriendo los secretos de esta bebida
que nació casi por accidente antes de
convertirse en un clásico.
Después es el momento de comenzar a
visitar bodegas. Una experiencia singular
que atrae no sólo a los aficionados de esta
bebida de lujo. Aunque la elaboración es
prácticamente igual en cualquiera de ellas,
cada una de ellas tiene sus peculiaridades
y ofrecen una experiencia distinta. Se
puede comenzar en las de Hennessy,
muy cerca del museo donde de nuevo, la
arquitectura clásica se funde con el buen
hacer del famoso arquitecto Wilmotte
para seducirnos desde el primer momento
en que se ponen los pies en su cuartel
general. Más tarde se nos invitará a subir
en un barquito para cruzar la Charente y
penetrar en sus famosas bodegas, fundadas
por un excéntrico irlandés que luchó como
mercenario en los ejércitos de Luis XV antes
de convertirse en viticultor.
Desde allí, se divisa el Balcón del Rey del
Castillo de Cognac y es visita obligada tanto
por ver los aposentos reales decorados con la
salamandra de los Valois y donde destaca un
gran Salón de Estado diseñado por Leonardo
da Vinci, como por conocer la casa madre de
la marca Otard donde su historia suele ser
contada por un microscópico hongo y una
simpática arañita. Hay que verlo y escucharlo
para creerlo.
Aunque las bodegas propiamente dichas
están fuera del casco urbano por razones
de seguridad, – son siempre edificios
ennegrecidos por el hongo que crece en el
ambiente que se desprende en la elaboración
del licor -, casi todas las empresas más
emblemáticas siguen teniendo su cuartel
general en el centro de Cognac. Es el caso de
Martell, una de las más antiguas, fundada por
un personaje venido desde la isla de Jersey.
En la zona también resulta casi obligatorio
visitar las Bodegas Camus y las Remy Martin,
dos nombres emblemáticos en la historia de
este licor. Los aficionados al Cognac tampoco
deberían perderse una visita a la Casa
Courvoisier e incluso a la de Louis Royer que se
encuentran en la cercana población de Jarnac,
también conocida por contar entre sus hijos
ilustres al presidente Mitterrand a quien se le
ha dedicado un Museo.
Una realidad muy distinta es la que se
encuentra en las docenas de pequeñas
bodegas de la región, que aunque casi
todas terminan suministrando a las grandes,
cuentan con su propia producción no sólo
de Cognac sino también de excelentes vinos
blancos, sobre todo las que tienen sus viñas en
la Grande Champagne de Charente.
Unas tierras que recuerdan por sus
características físicas la del norte de Francia
donde se produce el emblemático espumoso
y que representan el sancto santorum de la
denominación de origen Cognac. Vale la pena
acercarse a alguna de ellas para conocer
de cerca la elaboración artesanal de estos
preciadísimos caldos, muchas veces de la
mano de sus propietarios.
Como leer una etiqueta -
la parte de los angeles
Una etiqueta con la mención 3 estrellas o
VS designa un cognac cuyo aguardiente
más joven tiene como mínimo 24
meses. Los demás aguardientes que
participan en la mezcla pueden
tener cinco o diez años. Cuando se
menciona « Réserve », VO o VSOP,
la edad mínima de los aguardientes
utilizados es de cuatro años. En la
práctica estas cualidades suponen que
un importante porcentaje del cognac
haya envejecido diez, quince, veinte
años o mas. Los términos Napoleón,
« Vieille Reserve », Extra, XO se aplican a productos con
seis años como mínimo. Cada año que pasa se supone que
el producto gana en calidad pero pierde en cantidad lo
que se conoce como « la parte que se llevan los ángeles ».
Cognac – las tierras
A partir de las características de los suelos
descritas por el geólogo Henri Coquand en
1860, se definieron 6 tipos de viñedos : las
zonas llamadas « Champagnes » (Grande y
Petite Champagne), « Borderies » y « Bois »
(Fins Bois, Bons Bois, Bois à Terroirs o
Ordinaires), que eran zonas boscosas antes
de que se pusieran en cultivo a principios
del siglo XIX. Los viñedos centrales de
Champagnes y Borderies son los más vitícolas.
Circunscrita al oeste por la desembocadura de
la Gironde y por las islas del litoral (Ré y Oléron),
Angoulême marca sus fronteras al este. Regada
por la Charente y otros ríos más pequeños (Né,
Antenne y Seugne), la región se caracteriza por
sus llanuras y ondulados relieves.
La zona de producción incluye el departamento
de la Charente-Maritime y una parte
importante de la Charente. Gracias a la cercanía
del océano, el clima es templado y bastante
homogéneo, con inviernos más bien suaves y
una temperatura media anual de unos 13 °C.
La superficie total de la Denominación
de Origen supera el millón de hectáreas.
(1.095.119 ha) parcialmente ocupadas por el
viñedo (78.179 ha) y cerca del 95 % de estas
viñas se utiliza para la producción de Cognac.
El pineau des Charentes
Hay otra bebida en la región que se conoce en
Francia y que es casi tan maravillosa. Según la
leyenda el Pineau des Charentes nace en 1589
cuando un viticultor echó mosto en una barrica
ignorando que ya había en ella aguardiente
de coñac. Al abrirla al año siguiente le gustó
el resultado y lentamente la mezcla se fue
consolidando en la región.
Existen dos variedades, blanco y rosado,
distinguiéndose para cada una de ellas distintos
niveles de calidad en función del tiempo de
envejecimiento : « vieux » y « très vieux ». Si
bien es norma que los blancos pasen en las
barricas de roble un mínimo de 5 años, para los
rosados son suficientes 8 meses.

Cognac, la ciudad. Francia
Cognac – la ciudad
Todo comenzó en esta pequeña capital de
provincia de apenas veinte mil habitantes
cuyos orígenes se pierden en la antigüedad
pero que ya en tiempos de los romanos tenía
cierta reputación. Sólo hay que pasearse por
su casco antiguo para darse cuenta de que su
importancia no se limita a ser la cuna de una
de las bebidas más conocidas del planeta.
La Puerta de Saint-Jacques nos recuerda
que era paso obligado de muchos de los
peregrinos que se dirigían a Santiago de
Compostela durante la Alta Edad Media. La
iglesia de Saint-Léger es otro ejemplo de
aquella época, del S.XII como lo demuestra esa
fachada románica tripartita aunque más tarde
sufriese diferentes modificaciones a lo largo
de la historia. Del S.XIII nos quedamos con el
Convento de los Recoletos, que aun conserva
magníficas bóvedas ojivales.
Para conocer como era la ciudad durante los
siglos XV y XVI cuando el eje de la economía
giraba en torno a la sal, hay que pasearse en
cambio por la rue Saulnier, y luego recorrer
las del Palais, Henry-Germain y la Magdeleine
donde nos sorprende la Casa de la Salamandra.
Un animal que nos lleva al personaje más
conocido que ha dado Cognac, el rey Francisco I
que aparece a cada paso por la ciudad pero que
nació y vivió sus primeros años en el Castillo
de los Valois donde ya nos metemos de lleno
en el mundo del cognac como bebida, al estar
actualmente ocupado por la Casa Otard, una
de las grandes marcas de este licor de dioses.
Pero antes hay que seguir explorando la ciudad
de Cognac, recorriendo sus tortuosas calles que
tan pronto nos dejan descubrir un magnífico
edificio de hierro convertido en mercado, como
nos adentran en el antiguo parque de una
mansión del S.XIX hoy transformada en la sede
del Museo de Arte e Historia donde además
de una sección de arqueología y de otra muy
interesante dedicada a Artes Decorativas,
donde destaca la obra del vidriero Emile Gallé,
una de las figuras más emblemáticas del Art
Nouveau francés, vale la pena entrar en el ala
dedicada a las Artes y Tradiciones Populares
que está dedicada al fascinante mundo de los
viticultores.

Cognac, las fiestas. Francia
Cognac - las fiestas
Sobre todo en verano cuando se celebra en
julio el Festival Blues Passions, el primero en
su género en Francia o en septiembre cuando
tiene el lugar el « Coup de Chauffe à Cognac »,
un festival de teatro, circo y danza en la calle,
pero también en invierno con « Distilleries
en fête » cuando los viticultores después
de destilar su propio aguardiente de cognac
reciben al visitante en torno a sus alambiques
para revelarles algunos de sus secretos, esta
tierra siempre está en fiesta y con ganas de
celebrar y compartir alguna experiencia.

Angoulême - Angulema, conocida por su ruta del comic. Francia
Angoulême, la ruta del cómic
Con sus casi cincuenta mil habitantes es una de las poblaciones más
importantes de la región pero Angulema es sobre todo conocida
desde hace unos veinte años como una de las grandes capitales del
cómic y el centro de una ruta alrededor de esta forma de expresión.
Lo primero que llama la atención es que
existen dos Angulemas. Una en lo más alto
de un risco montañoso y otra a orillas del río
Charente.
En la Ville Haute (Ciudad Alta) que todavía
conserva gran parte de sus murallas se
concentran sus principales monumentos,
comenzando por esa maravilla que es su
Catedral de Saint-Pierre, sin duda uno de los
edificios de estilo románico más hermosos
de todo Francia. Llama la atención sobre
todo su fachada, un verdadero museo de
escultura medieval al aire libre. Justo detrás
de edificio, no hay que perderse el Museo
de Angulema que ocupa la antigua sede
episcopal y que ya sólo por ver el edificio
merecería ser visitado, al contar con restos
del S.XII, XV y XVI perfectamente integrados
en una nueva remodelación finalizada en
2008. En su interior la obra más significativa
es el precioso casco de Agris de origen celta.
Una de las sorpresas del museo es su sección
dedicada al arte del Magreb, Africa y Oceanía,
una de las mejores en su género en Europa.
No lejos de allí, también merece visitarse
la iglesia de Saint-André comenzada en el
S.XI aunque terminada en el S.XVI donde se
guarda una importante colección pictórica.
Entre las curiosidades del casco antiguo, hay
que fijarse que el ostentoso ayuntamiento del
S.XIX está integrado de forma insólita en el
castillo medieval de los antiguos duques de
Angulema.
Después lo mejor es perderse por el laberinto
de callejuelas de su casco viejo siempre
señalizadas con los típicos « bocadillos » de las historietas y donde entre antiguos
palacios renacentistas, surgen donde
menos se les espera los famosos murales
relacionados con el mundo del cómic. Si
se observan con detenimiento, se descubre
que siempre están relacionados con el
lugar donde se encuentran. Sólo hay que
analizar la zona para darse cuenta como se
ha integrado este arte del S.XX y XXI en una
ciudad con una larga tradición e historia. Es
extraordinario comprobar como cada una de
las muchas plazoletas del viejo Angulema
van cobrando una nueva vida, llenándose
al mismo tiempo, de cafés, restaurantes y
tiendas curiosas.
Gracias al compromiso de la ciudad con el
mundo de la imagen, a través de colegios,
universidades, fundaciones y museos
relacionados con este mundo, el centro se ha
llenado de una nueva población estudiantil
que ha transformado por completo su tejido
social, convirtiéndose en uno de los lugares
más animados y divertidos del centro de
Francia.
Mientras que el antiguo CNBDI, el Centro
Nacional del Cómic y la Imagen que se
encuentra en un edificio remodelado por
Roland Castro, alberga ahora exposiciones,
bibliotecas, salas de proyecciones, un
restaurante y oficinas, el punto principal de
atención relacionado con este jovencísimo arte
es el nuevo Museo enclavado en una antigua
fábrica de papel, a orillas del Charente. Allí se
puede seguir la historia del cómic desde sus
orígenes en el S.XIX, conocer a sus principales
artistas, descubrir las diferentes escuelas
nacionales pero también adentrarse en la
mecánica y las técnicas utilizadas por estos, a
lo largo del tiempo.
Festivales
durante todo el año
Aunque su festival más conocido e importante
es el dedicado al cómic a finales de enero,
hay otros muchos durante todo el año
como el « Théâtres en Fête » en mayo;
« Musiques Métisses » en junio ; « Festival du
Film Francophone » en agosto ; « Piano en
Valois » en octubre y en noviembre y « Les
Gastronomades » a finales de noviembre.
En 1524, Giovanni de Verrazzano,
navegante florentino a quien
Francisco I encargó explorar el Nuevo
Mundo, descubrió la bahía de Nueva
York y la bautizó como « Nueva
Angulema ». Hoy en día, la plaza del
teatro recuerda este episodio y el
puente colgante que une Brooklyn con
la isla de Staten, lleva el nombre del
italiano.

Saintes, capital de los santones. Francia
Saintes - Capital de los Santones
Con sus espectaculares monumentos
romanos y no menos impresionantes
iglesias medievales, Saintes surge como una
aparición casi milagrosa a orillas del río
Charente. Lo primero que llama la atención
es el Arco de Germánico que aunque ya no
se encuentra sobre el puente principal de
la ciudad, al haber sido trasladado a una de
sus orillas en 1843 por Próspero Mérimée
(el autor de « Carmen », por aquel entonces
Inspector General de Monumentos Históricos)
sigue siendo su edificio más emblemático.
Muy cerca, no hay que perderse el Museo
Arqueológico donde se ha reconstruido un
carro funerario encontrado en los alrededores,único en su género y que también incluye un
apabullante Lapidarium galorromano. Otro
de los monumentos esenciales de la antigua
Mediolanum Santonum donde vivían los « Santones » es el anfiteatro construido por
el Emperador Claudio con una capacidad para
quince mil espectadores y donde de vez en
cuando se celebran festivales.
Saintes creó su propia escuela dentro del
Románico francés teniendo a la Abbaye-aux-Dames como su mejor ejemplo. Se caracteriza
por su campanario en forma de piña pero
sobre todo por la decoración de la fachada
cubierta de esculturas y organizada en dos
arquerías triples superpuestas.
Para llegar hasta la iglesia dedicada a San
Eutropio, otros de los hitos monumentales de
la ciudad y punto esencial en el Camino de
Santiago, hay que atravesar su animado casco
viejo donde antiguos palacios y conventos se
han transformado en bibliotecas, tiendas y
restaurantes.
Desde el exterior de la iglesia apenas se
intuye la inmensa riqueza monumental que se
esconde en el interior de Saint-Eutrope. Si la
parte superior presenta una nave única y dos
presbiterios para dar cobijo a peregrinos y al
mismo tiempo seguir con el culto, pudiéndose
admirar todavía algunos de los magníficos
capiteles historiados que han sobrevivido a
guerras y revoluciones, en la cripta surge un
espacio cubierto con bóvedas de crucería de
una belleza que nunca deja de conmover a los
visitantes.

Cognac, tierra de viñedos. Francia
Románico entre viñedos
Una de las imágenes más atractivas e inolvidables de la región de Cognac es ver como « crecen » las
iglesias románicas en medio de sus famosos campos de viñedos.
Hay decenas de templos donde elegir sobre
todo en la zona de la Grande y la Petite
Champagne. Cada una tiene algo particular.
La de Bouteville dedicada a Saint Paul
compite con las cercanas ruinas de un
castillo ; desde la de Genté se disfruta de
unas vistas extraordinarias. Pero no todo son
iglesias y estos campos de vino tienen más
de una sorpresa. De pronto surge un dolmen
prehistórico donde menos se le espera como
el de Saint-Fort-sur-le-Né casi escondido
entre los viñedos. Pero nunca está lejos de
una iglesia como la de St-Maclou de Ars
quizás una de las más interesantes desde
el punto de vista decorativo. En Migron en
cambio hay un pequeño museo dedicado al
Cognac desde un punto de vista ecológico
siguiendo la tradición local. Un buen lugar
para tener una visión de conjunto es la
Mesa de Orientación que se encuentra en
la intersección de la D404 con la D90 desde
donde si las condiciones son adecuadas se
pueden ver las ciudades de Cognac y Jarnac
además de gran parte del valle de la Charente.
Entre Jonzac y Jarnac
Otra forma de descubrir las tierras de
Cognac es a través de alguna de las
antiguas gabarras que ofrecen paseos por
algunos de sus tramos más pintorescos
como el pequeño Chabot de Jarnac que se
desliza a lo largo de un canal construido
de forma paralela a la Charente hasta la
población de Bourg-Charente, permitiendo
observar los castillos y mansiones que
fueron construidos a sus orillas. Si se
coincide en noviembre es la época del
Maratón del Cognac, una reunión deportiva,
gastronómica y turística que permite
conocer de otra forma este privilegiado
territorio. Por otra parte poblaciones como
Jonzac, más al sur pero también muy
ligadas al mundo del Cognac permiten otro
tipo de experiencias como sumergirse en
sus aguas termales que surgen a más de
sesenta grados de forma natural después
de haber visitado su famoso castillo.

Río de la Charente. Cognac, Francia
Siguiendo el curso de la Charente
Una de las formas más atractivas de
conocer las tierras de Cognac es desde
un barco de alquiler. Durante un fin
de semana, por cinco días o por una
semana, se puede gozar del placer de
viajar por el río Charente en familia
o con un grupo de amigos, sobre una
embarcación que se maniobra con
mucha facilidad y para la que no se
necesita ningún permiso.
Hay cuarenta tipos de barcos donde
elegir.
Los principales puntos de partida son Cognac,
Jarnac, Fléac, Sireuil y Saint-Savinien. Sólo
hay que elegir la que mejor convenga a cada
uno. Vale la pena llevar bicicletas a bordo para
explorar en cualquier momento las tierras que
se atraviesan.
A cada paso surge la oportunidad de conocer
una iglesia románica, hacer una cata de
vino en alguna de las muchas bodegas que
se van encontrando o dar un paseo a orilla
de los canales que surcan la zona. De vez
en cuando hay que atravesar una esclusa lo
que exige trabajar en equipo y contar con la
colaboración de todos los pasajeros, sea cual
sea su edad.
Es una buena oportunidad para indagar en la
riqueza gastronómica de la zona que va más
allá de sus famosos caldos. A lo largo del camino
hay docenas de pequeños restaurantes donde
conocer algunos platos de su cocina regional,
como el sencillo pero delicioso « farci poitevin » o el « Tourteau fromagé », sin olvidarse la « Potée de cagouilles » (guiso de caracoles).
Lo importante cuando se elige esta forma de
viajar es no tener prisa y nunca ser demasiado
ambicioso. Es recomendable viajar con un buen
mapa y dejarse llevar luego por la intuición.