Nos imaginamos unas dunas extraordinarias, un mar de arenas con crestas de oro, los pasos sigilosos de un camello en el silencio del gran Erg. El Sahara no es sólo eso, son también los pueblos beréberes inclinados en la cima de las colinas, los ksars...
El murmullo del agua que brota de mil y una fuentes, y corre por las acequias… dulce frescor de los vergeles, explosiones del color verde de las palmeras cargadas de grandes dátiles: Túnez es un universo mágico.